Las Fallas de Dénia son un espectáculo visual y festivo de gran arraigo local. Este evento, parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, tiene lugar en marzo, centrado en los días del 17 al 19, cuando las once comisiones de la ciudad colocan en las calles monumentos escultóricos artísticos —los “ninots”—, creados con madera y cartón piedra, que reflejan escenas satíricas e ingeniosas críticas sobre temas de actualidad. El conjunto de la estructura más los ninots se denomina Falla.
Estas Fallas se clasifican en dos secciones: las más imponentes forman la “Sección Especial”, mientras que el resto compite en la “Primera” Durante la semana de Fallas, Dénia se llena de vida, música, pólvora y comunidad. Todo comienza con la plantà, cuando los monumentos se levantan en sus ubicaciones, seguido de la llegada de jurados para evaluar cada falla. Luego, la pólvora se convierte en protagonista con la mascletà, y las calles se iluminan con desfiles y ofrendas florales. El broche final es la cremà: la quema progresiva, primero de las fallas infantiles y luego de las grandes, es un acto cargado de emoción y simbolismo que cierra oficialmente el ciclo fallero.
Más allá del eje central de los tres días, esta fiesta se vive todo el año: desde actos de gala y pregones hasta exposiciones, cenas de hermandad, nombramientos, carrozas (son elaboradas por las Comisiones Falleras) e incluso la emotiva crida, ritual que anuncia la llegada de las fiestas. Con más de 2.000 personas vinculadas, las Fallas de Dénia no son solo un evento, son el reflejo de una comunidad unida, que entre arte, fuego y camaradería mantiene viva una tradición que emociona a locales y visitante
La Crida marca el comienzo oficial de las Fallas en Dénia, un acto cargado de emoción y simbolismo que convoca a locales y visitantes a sumarse al ritmo festivo. Celebrada en la emblemática Plaça de la Constitució, este momento reúne a las Falleras Mayores de Dénia y autoridades municipales en un balcón desde el que, tras leer un bando festivo y hacerse entrega simbólica de las llaves de la ciudad, anuncian el inicio de las fiestas. El ambiente se llena de expectación, música y alegría: familias, amigos y turistas se congregan para vivir la llamada que da paso a la intensa temporada fallera. A menudo, la emoción se complementa con fuegos artificiales que alumbran la plaza, generando un espectáculo visual que realza el sentido de comunidad y el orgullo local.
Más que un simple anuncio, la Cridà es un emotivo ritual de apertura que une a todos en un mismo sentir. Presenciarla es sumergirse en la magia de las Fallas desde su primer latido, con toda la comunidad unida para dar la bienvenida al fuego, el arte y la tradición que caracterizan estas fiestas.
La Exposición del Ninot es un evento emblemático dentro del calendario fallero de Dénia, en el que cada comisión presenta su mejor figura («ninot») en categorías adulta e infantil. El objetivo es destacar el ingenio, la creatividad y el mensaje de estas obras, pues el público puede participar de forma activa eligiendo su favorito. El ninot más valorado recibe el honor de ser indultado, lo que significa que se salva de la cremà y pasa a formar parte de la memoria festiva.
Además de mostrar el alto nivel artístico de los artistas falleros, esta exposición promueve la participación ciudadana y refuerza el espíritu comunitario. Instalado en un espacio festero dedicado, también se emplea ocasionalmente como canal solidario para causas locales.
La plantà es el momento clave de las Fallas de Dénia: el acto en que se levantan y colocan en la calle los monumentos falleros, ensamblados por las comisiones durante largas horas de trabajo colectivo. Se trata de una instalación meticulosa y festiva en la que arte, tradición y colaboración local convergen para dar forma a figuras satíricas llenas de ingenio y crítica social.
Es un acto participativo que transforma espacios urbanos en exhibiciones efímeras de gran belleza, donde vecinos y artistas colaboran, crean lazos y preparan el escenario para que el jurado las valore. Durante la plantà, la ciudad se convierte en un gran taller al aire libre, lleno de intensidad creativa y alegría colectiva, poniendo en valor el espíritu festero de Dénia.
La mascletà es un espectáculo pirotécnico esencial en las Fallas de Dénia, considerado un rito sonoro y sensorial que impregna la ciudad de un ritmo vibrante. Se trata de una serie de detonaciones sincronizadas y sucesivas de pólvora que crean una sinfonía de ruido, vibración y emoción colectiva. Más allá de un simple estruendo, la mascletà está diseñada para activarse en momentos clave de la fiesta, cuando el ambiente festivo alcanza su máximo esplendor. Se desarrolla en espacios centrales de la ciudad y en diferentes barrios, reuniendo a vecinos y visitantes que acuden para sentir en su piel el pulso del fuego.
Este acto pirotécnico requiere una gran destreza técnica y una cuidadosa planificación, ya que el montaje y la puesta en marcha de los petardos y cargas deben garantizar seguridad, impacto y coordinación sonora. El resultado es un crescendo de intensidad que despierta los sentidos y refuerza la conexión entre la comunidad fallera y el público. La mascletà no solo es un espectáculo sino también una experiencia compartida que mezcla tradición, sonido, vibraciones físicas y una sensación colectiva de pertenencia. Participar en una mascletà es sumergirse en un momento de comunión festiva, en el que el poder del sonido y la energía del grupo transforman un acto pirotécnico en una emoción memorable, reflejo del dinamismo y la pasión que caracterizan las Fallas de Dénia.
La ofrenda de flores es un acto profundamente simbólico y emotivo dentro de las Fallas de Dénia. En esta ceremonia, los falleros y falleras, ataviados con sus trajes tradicionales, se unen en procesión para depositar ramos ante la imagen de la Virgen de los Desamparados. Cada ramo contribuye a formar un manto florido que envuelve a la Virgen, transformando el acto en un espectáculo visual de devoción colectiva.
Más allá de su componente religioso, esta ofrenda es una muestra de identidad y cohesión social: une a distintas comisiones y al tejido vecinal en un gesto común de respeto, cultura y tradición valenciana. Es uno de los momentos que mejor reflejan el corazón festivo de Dénia, cargado de emoción, sentido comunitario y belleza.
La cremà es el acto culminante que pone fin a las Fallas en Dénia, un momento cargado de simbolismo y emoción colectiva.
Consiste en quemar los monumentos falleros —primero las figuras infantiles y luego las grandes— en un orden que refleja el reconocimiento a su creatividad y esfuerzo, otorgando mayor protagonismo al monumento ganador. Este ritual no es una explosión de fuego instantánea, sino una quema controlada y pausada, pensada para observar cómo se consumen las estructuras de madera y cartón hasta quedar convertidas en cenizas. Más allá de ser un espectáculo visual y pirotécnico, la cremà representa el cierre de un ciclo artístico y comunitario, invita a la reflexión y celebra el espíritu festivo que une a vecinos y visitantes en torno al fuego, la tradición y la memoria compartida.
